‘El capital’ de Karl Marx. Palabras mayores. Recuerdos de clases de Filosofía en el instituto, y de Historia y Economía en la Facultad. Siempre un soniquete de fondo: es una obra fundamental, clave para el pensamiento económico y la historia contemporánea, pero… Es un tocho -varios, en realidad- de mucho cuidado. Los propios profesores desanimaban sobre su lectura, y solo los más osados se acercaban a ella a través de algún volumen antológico. Han tenido que llegar unos emprendedores japoneses y una seria editorial española para hacer accesible este mamotreto. Herder, casa especializada en libros de filosofía y teología, publica en un tomo la adaptación al manga de ‘El Capital‘, una versión condensada e intensa de lo que el bueno de Karl contó en cerca de 3.000 páginas.

Los lectores españoles de cierta edad recordarán las adaptaciones al cómic o en versiones resumidas de obras de Verne o Salgari. Si eso se podía hacer con novelas de aventuras… ¿Por qué no con obras destacadas de la filosofía y el pensamiento político? Eso debieron pensar en la editorial japonesa East Press Co., y se pusieron a ello.  Se trata de mangas realizados por un anónimo equipo de dibujantes, bajo la supervisión del editor Kosuke Maruo. Herder Editorial ya ha publicado cinco de estos mangas: ‘Así habló Zaratustra‘, ‘La divina comedia’, ‘El Príncipe’, ‘El arte de la guerra’, ‘El contrato social’. Ahora llega ‘El Capital’. ¿Por qué no?

El manga de ‘El Capital’ adapta en dos partes los tres libros de Marx. El primero se publicó en 1867, aún en vida del autor, y los otros dos en 1885 y 1894, editados a partir de manuscritos de Marx por Friedrich Engels. En la primera parte del cómic se nos presenta a Robin, un humilde quesero al que un inversor tienta para dejar la producción artesanal y pasarse al sistema industrial, con lo que eso conlleva: explotar a los trabajadores para obtener el máximo beneficio.

Con este argumento tan aparentemente de estar por casa, se van desgranando conceptos como el proceso de producción del capital, la explotación de los obreros o la fuerza de trabajo como mercancía y fuente de valor. Avanza la lectura y llega la sorpresa: es apasionante descubrir la teoría a través de los sentimientos de ambición y culpa de los personajes. Hay espacio también para apuntar la revolución marxista. El dibujo no es extraordinario, pero llama la atención el acertado uso de los recursos narrativos, bien para añadir tensión dramática, bien para asentar ideas como la plusvalía. Y sin despeinarse.

En la segunda parte, Engels ejerce de narrador. Se mezclan aquí dibujos esquemáticos para explicar conceptos económicos -plusvalía, beneficio, contradicciones del capitalismo…- con la dramatización de estos a través de los protagonistas. Este tramo es más denso y con peor acabado -aquí cambia la mano ejecutora de los dibujos-, y aún así conduce al lector sin esfuerzo por la crítica al capitalismo. Mención especial merece el último capítulo, dedicado a la crisis: casi siglo y medio después, Marx continúa siendo clave para entender el estercolero económico y político en el que retozamos alegremente.

‘El Capital: el manga’ puede tener sus carencias como tebeo – y Herder aún tiene por mejorar la ‘occidentalización’ de las páginas-, pero como obra didáctica tiene un alto valor. Funciona igual de bien como cómic de entretenimiento, con las dosis apropiadas de pasión y drama para disfrutar de un voleo. Aquello de “instruir deleitando” que dijo Horacio y tal…

Aquí no la vamos a revelar, pero quizás la imagen más impactante de este manga es la última página. Si la ven, no dejen de comentarla por aquí.

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